19 abr 2015

Deux côtes opposúx [Parte 7]

Contenido +18 ChicoxChico.
Protagonista: Matthew Daniels (Oc) Con el nombre de Miette.
Esto es un relato de varios capítulos de ficción basado en una guerra, en un universo totalmente inventado. Los personajes y lo que sale en este relato es todo ficticio cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. De igual modo, el contenido de este relato puede resultar sensible por su contenido ideológico. Si no te gusta el género chicoxchico, o el echo de que esté ambientado en una guerra, así como posibles escenas pornográficas y/o grotescaste invito a no leer esto. Gracias por la atención.

Puse el descargo de responsabilidades por si acaso. No vaya a ser....

-->Índice<--||-->Capítulo 6<--

_______________________________________________________________

7


Las navidades habían pasado como cualquier otras. Después de ese día de juego y... de esa ducha cuyos detalles no quiero recordar, había llegado el año nuevo y Robert y yo lo habíamos celebrado de la misma forma que habíamos celebrado la navidad: jugando a las cartas. Después de la simbólica fecha del año nuevo, Loring no tardó mucho en llegar de nuevo a la base, donde yo ya me había echo a la idea de dormir de nuevo en el incómodo baúl. Le había dejado la cama impecable y sin arrugas para que mi presencia en la cama no fuera imaginable de ningún modo.

He de decir que el mero echo de que me ignorara nada más entrar y que simplemente hiciera como que no estaba ahí, me molestó un poco. No sé por qué, pero me molestó. No quería que esa mierda me molestara. Por favor, estoy secuestrado por él, no deberían afectarme estas cosas. Pero... había algo que hacía que me molestase, igual que había algo que hacía que pensara en él. Era estúpido, parecía como si el echo de estar en este lugar me estuviera matando poco a poco y, a la vez, me estuviera volviendo loco de alguna manera. Pero me negaba a decir nada al respecto, me negaba a que Loring se enterara de los entresijos de mi mente. Ya había acertado, para mi jodida mala suerte, una vez y eso, más adelante, me había costado una cena. No quería que acertara de nuevo. No era justo que el supiera mejor que yo como me siento o si algo me gusta o no.