10 nov 2014

Deux côtes opposúx [Parte 5]

Contenido +18 ChicoxChico.
Protagonista: Matthew Daniels (Oc) Con el nombre de Miette.
Esto es un relato de varios capítulos de ficción basado en una guerra, en un universo totalmente inventado. Los personajes y lo que sale en este relato es todo ficticio cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. De igual modo, el contenido de este relato puede resultar sensible por su contenido ideológico. Si no te gusta el género chicoxchico, o el echo de que esté ambientado en una guerra, así como posibles escenas pornográficas y/o grotescaste invito a no leer esto. Gracias por la atención.

Puse el descargo de responsabilidades por si acaso. No vaya a ser....

-->Capítulo 1<--||-->Capítulo 2<--||-->Capítulo 3<--||-->Capítulo 4<--
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5




La oscuridad me engullía prácticamente por completo. A mi alrededor solo había seis paredes: la de arriba, el suelo y cuatro que me rodeaban. Se podría decir que estaba todo en silencio, de no ser por que se escuchaba el incansable sonido del motor y de las piedrecitas golpeando el suelo de la camioneta en la que iba. Sobre el techo sabía que tenía varias cajas y posiblemente varios baúles más, al igual que sabía que si la madera cedía, yo quedaría aplastado. Por que claro, yo estaba dentro del baúl de Loring. Si, dentro del baúl de Loring. ¿Y como había terminado aquí? Pues es más simple de lo que la gente se piensa.. pero a la vez demasiado complicado. Primero había que decir que, desde el accidente del aceite, aunque no fuera un accidente técnicamente hablando, habían pasado ya cuatro meses. Mis piernas estaban casi curadas por completo al igual que mis pies, pero me había quedado una cicatriz. En ese periodo de tiempo habían pasado muchas cosas, la verdad.

Una de ellas es la paliza que le dieron a Loring. Poco más tarde me enteré de que sí, efectivamente, había perdido el ojo. Había sido un ataque terrible, al parecer. Y estoy casi seguro que usaron algún arma, pero Loring no hablaba mucho del tema y yo tampoco preguntaba. No es que me preocupase por él ni nada, pero cuando uno está todo el día tumbado, o escondido, es muy fácil enterarse de muchas cosas. Además, en ese entonces Loring comenzó a darme algo más de comer. Seguían siendo las sobras y lo que no le gustaba de la comida pues, al estar “enfermo” podía llevarse la comida a la tienda... y comía más frecuentemente que antes. Era curioso pero al parecer el estar en una condición similar más o menos le hizo ser un poco mejor persona conmigo. Aunque claro, me daba comida y con eso yo ya era feliz, por lo que mi opinión tampoco es muy acertada en ese momento. Además, desde entonces, ninguno de los demás miembros de ese grupo me había tocado desde entonces. No se me habían acercado para nada y a la tienda de Loring la tenían distancia. Era como si para ellos la tienda fuera veneno. Se ve que, aunque Loring recibió una buena paliza, dejó claro que lo suyo no se toca. Y claro, siendo su puta, muchas ganas de compartirme no tendría, por lo que se podía adivinar.

Otra de las cosas que me pasaron en estos cuatro meses fue que conseguí ropa. Si, es algo realmente impresionante, para que mentir, y me sorprendí muchísimo cuando Loring me la ofreció. Me dió una de sus camisetas de tirantes limpias y unos calzoncillos que me puse a modo de pantalones, más que de otra cosa. Aunque era poca ropa, era estar más abrigado que ir desnudo como había pasado los dos meses anteriores. Me dejaba, también, estar en la cama así que estaba calentito y bastante cómodo. Los meses que venían ahora eran los del otoño, el cual era extremadamente frío si se lo propinían, por lo que ese acto me sorprendió y lo agradecí mucho. Más de lo que nadie se puede imaginar. Poco a poco, no sé como ni por qué, pero Loring se estaba volviendo, a mis ojos, más amable que antes. Ah y si, dormíamos en la misma cama, pero bastante separados. Yo dormía en un extremo y él en otro. A pesar de tener la oportunidad, no me tocó. Durante cuatro meses, el tiempo en el que sanaban mis heridas, no me tocó. Y a día de hoy hace cuatro meses que no me pone una mano encima ni me obliga a hacerle nada. Eso me extrañaba y, no era por que añorara el echo de ser violado, sino que él fue el primero en desear esto.. así que el echo de que de pronto dejara de hacerlo era extraño.


El caso es que él estuvo sin ir a entrenar durante un mes y medio, hasta que los médicos o enfermeros del campamento, decidieron que estaba un poco mejor. Al parecer sus instructores no le dijeron nada, por ser el más avanzado del campamento. Me quedé solo en la tienda desde ese día, sobre todo por las mañanas. Por las noches él volvía cansado y me dejaba un poco de comida antes de irse a dormir, a mi lado. A partir de entonces, no pasó nada destacable en el campamento.


Hasta ayer por la mañana.


Despertaron a sonido de trompeta a todos los cadetes que ese encontraban ahí. Salieron todos disparados y les anunciaron que volverían a la base. Cuando escuché aquello entré en pánico. La base. Mis piernas estan prácticamente curadas, por lo que ya no tendría problemas para moverme. Pero el invierno estaba comenzando ya, por lo que el frió empezaba a hacerse presente. Pero ¿cómo iba a salir yo con ellos? Los oficiales desconocían de mi presencia aquí. Sabían que había existido, como rehén, pero no sabían que no había muerto sino que había sido escondido como prostituta durante ya seis meses atrás. Medio año, aunque cuatro meses de este medio año no han sido aprovechados por ellos, cosa que agradezco.


Loring y sus compañeros comenzaron, con velocidad, a recoger todas las cosas. El baul que no sabía para que servía, seguía sin ser tocado por Loring hasta que finalmente me miró. Me comentó que ahí es donde yo viajaría. Al principio no lo quise ni pensar. ¿Por qué no simplemente se deshacía de mi en lugar de mantenerme atado como un chucho? Hasta que, claro, dí con la palabra: era un perro, su mascota. Y ahora que mis piernas no estaban quemadas, ni mi estado estaba tan demacrado, el se aprovecharía de esto en cualquier momento. Pero para mi sorpresa, ese ataque que pensaba ese día, no sucedió.


Al día siguiente despertamos cansados. Fuimos los primeros en levantarse pues, Loring tenía que cercionarse que cabía perfectamente en el baúl. Hizo unos pequeños agujeros en la base de este para que pudiera respirar y me metí, cabiendo perfectamente en él. De haberlo sabido, me podría haber escondido en él hace ya tiempo. Antes de mirar a Loring por ultima vez, mi mente imaginó innumerables formas en las que me pillarían. Miré a Loring y este cerró el baúl, dejándome sumido en la oscuridad. Y así llegamos al momento en el que estamos ahora. Yo encerrado mientras la camioneta se mueve rápidamente y hace que las piedrecitas del camino golpeen la base metálica de esta. Para mi suerte, estaba rodeado de todo tipo de equipaje, por lo que aunque soltara algún que otro quejido mientras me golpeaba los hombros, no se me iba a oir. Pero aún así quise guardar el mayor silencio posible, por si en realidad no iba solo sino que había un soldado vigilando el equipaje.


Mis ojos se cerraban un poco al cabo de un rato. Tenía calor y sentía que me faltaba el aire. Los agujeros del suelo eran demasiado pequeños como para dejar pasar todo el aire que necesitaba, por lo que poco a poco notaba que me mareaba. Intentando aguantar como buenamente podía, me mantuve despierto durante un bien rato, hasta que un golpe seco paró la camioneta, y desperté de golpe. ¿Qué pasaba? Escuché las puertas abrise rápidamente y empezaron a sacar las maletas una tras otras, con rapidez. Noté esa rapidez cuando, prácticamente, me lanzaron (bueno, más bien lanzaron el baúl) por los aires y otro soldado lo cogió. Gritó algo en alemán y escuché a Loring contestar. El movimiento que me golpeó el hombro me hizo saber que ahora era Loring quien me sostenía. Al caminar, mi cuerpo botaba un poco en el interior del Baúl. Sujeté con mis manos los laterales para moverme lo mínimo y Loring me dejó, cuidadosamente en el suelo antes de escuchar como se iba de nuevo. Se escuchaba una serie de sonidos que adiviné que eran pisadas y me quedé bien quieto por si acaso me miraban y veían algo inusual. El terror empezó a invadirme el cuerpo cuantas más pisadas escuchaba a mi alrededor y, sobre todo, cuando más cercanas eran. A mi lado noté como dejaban una serie de cosas como sacos o cajones de madera, incluso otro baúl, podría ser. Pero en mi cabeza lo único que había era “no hagas ruido” repitiéndose constantemente, como si de un rezo se tratara, intentando alejar a todos de mi y quedar yo, solo, a salvo.


Cerré los ojos mientras la gente se seguía moviendo hasta que finalmente no escuché nada. Fruncí el ceño y callé con ellos para tratar de escuchar, pero el silencio era abrumador. Eso me resultaba demasiado extraño. ¿Por qué no se oia nada? ¿Qué estaba pasando? La curiosidad me podía en ese momento, y empujé ligeramente la tapa del baúl hacia arriba, encontrándome con una especie de explanada llena de barracones. A mi derecha pude ver unas piernas enfundadas en unos pantalones de camuflaje. Supuse que ese era Loring. Evitando las zonas iluminadas por la luz del sol que se colaba por parte del hueco que había abierto, noto como el aire frio del invierno se cuela en el interior del baúl. Poco a poco me empiezo a sentir un poco más despierto. Cierro un momento los ojos y los abro rápidamente para volver a mirar un poco a mi alrededor. Escucho susurros en alemán que no entiendo, y los ignoro. Es imposible que me vean si me mantengo en la zona de sombra, donde nadie debería de verme. Escucho como Loring se mueve un poco a mi lado y de pronto el hueco que me he creado baja y desaparece a la fuerza. Parpadeo sorprendido y agacho un poco la cabeza antes de volver a colocarme de manera que me abrazara las piernas. Cerré un poco los ojos y dejé mi cabeza sobre mis rodillas. Quería estar fuera y que me diera el aire... pero llevaba horas aquí metido. Horas. Había perdido tanto tiempo aquí metido, que me estaba molestando. Abrí mis manos hacia los lados como empujando un poco la madera, y vuelvo a apoyarme en mis rodillas, frustrado. Es como si cada vez este baul fuera más pequeño....


*


Escucho como el baúl se para después de un breve instante de movimiento. Me tenso un momento y escucho un cuerpo caer sobre algo blando. Parpadeo un poco y empujo levemente la tapa del baúl antes de escuchar un ruido. Me tenso de golpe y dejo caer la tapa del baúl sin cuidado, siendo el ruido camuflado por el cerrar de la puerta. Escucho una conversación en aleman que no entiendo, pero lo que sí puedo decir es que no reconozco la voz del chico con el que habla Loring. No es Cort ni ninguno de sus secuaces... es como si fuera alguien nuevo. ¿Un superior acaso? Me tenso al pensar aquello. Si fuera un superior, yo terminaría muerto y Loring castigado. Que a ver, no me importa lo que le pase a Loring, pero yo no quería morir joven. Siento un peso extraño en el estómago y me mareo. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, un poco cohibido. ¿Qué haré si a ese hombre le diera por abrir el baúl? ¿Qué sería de mi? Mis  uñas se clavan en la madera mientras el terror inunda mi ser. Respiré hondo varias veces y miré hacia cualquier lado, a la espera que se escuchara la puerta de nuevo cerrarse. Escucho como el baul se abre de pronto y tenso mi espalda. Miro al frente con los ojos muy abiertos, asustado y miro de reojo. Veo a Loring sonriendo y agarrando el borde del baúl. Me tranquilizo durante un momento antes de notar como el suelo empezaba a inclinarse. De pronto, el baul cayó al suelo y yo salí del este, quedando casi espatarrado en el suelo. Me tiemblan los hombros cuando los echo hacia atrás para intentar levantarme y veo un par de botas delante de mi. Empiezo a empalidecer a medida que veía como el cuerpo alto del hombre que tenía delante de mi, se encorvaba. Me había vendido. Lo había echo. Me iba a dejar con un extraño, después de todo lo que pasó para que no me tocaran más los del campamento. La tez morena y los ojos verdes del chico se clavan en mi, como si fuera un puñal. Mi mirada tiembla y la separo de la suya, mirando al suelo. Una mano se pone delante de mi y noto como mi espalda se tensa como si fuera un hilo por el que tiran por los dos lados. Trago saliva y alzo la mirada.


—¿Estás bien? —escucho que pregunta, en ese momento. Parpadeo un poco y miro su mano. El la mueve hacia delante para que la tome y ayudarme a levantarme. Obedezco y le cojo de la mano, ayudandome en él para poder ponerme en pie. Noto cómo mi pierna me tiembla un poco al notar el peso de mi cuerpo sobre mis pies. La recuperación de las quemaduras había sido reciente y todavía no estaba demasiado acostumbrado a caminar. Sus ojos me miran de arriba a abajo y no sé distinguir si lo hacen con pena o con asco. Miro hacia Loring y luego miro hacia el chico. Jamás le había visto. A pesar de haber pasado, seguramente, por todos los chicos que había en ese campamento, estaba seguro de que no había visto a este hombre jamás. ¿Quién era? —Teniendo todos los burdeles que puedas tener a tu alrededor, mujeres despampanantes y demás... ¿por qué demonios te estas follando a un tío? —pregunta el chico de tez morena, sacándome un poco de mis pensamientos. Miré a Loring en ese mismo momento, esperando una respuesta, tal y como la esperaba el chico de ojos verdes, pero en lugar de eso, apretó los labios y no dijo nada. Estuvimos esperando expectante. Miro al chico de ojos verdes al ver que no recibía respuesta, pero al parecer no quería volver a repetir la pregunta. ¿Por qué no? Loring le había ignorado por completo y llega él y cierra el pico, como si no pasara nada. ¡Pues si que pasa! Yo quería saber que era lo que se cocía en la mente de Loring, ¿es que se hablaban por la mente como para que de pronto la pregunta pareciera que sobraba en el ambiente?


Me dan ganas de soltar un gruñido mientras frunzo los labios, pero prefiero no hacer nada más que el mismo gesto. Algo me decía que de haber echo algún ruido, hubiera pasado una catástrofe. Miro al suelo mientras aprieto los labios y escucho decir algo en alemán a Loring. No sé si quiero saberlo, así que simplemente hago que no le he escuchado y dejo mi mirada clavada en mis pies, los cuales estaban desnudos, igual que mis piernas, mostrando la espantosa cicatriz que me había dejado la quemadura.


Escucho como la puerta se cierra y alzo la mirada lo justo como para ver que Loring y yo estamos solos en el lugar. Me muerdo el labio interior y de pronto su ojo se clava en mi, frío como el huelo, amenazador como un lobo. Levanta la mano y me señala con el dedo, acercándose a mi y golpeándome con él en el pecho.


—Tú. Por imbécil hoy te quedas sin cenar—Al escuchar eso no puedo evitar sentirme realmente extrañado. ¿Por qué se enfadaba? Me mira como si fuera imbécil y alzo las cejas un poco, evitando su frio ojo. 


—Creía que estábamos en un lugar seguro —digo.


—¿Te ordené que salieras? No.


—Pero estábamos parados y.. y no se oía nada —añado haciendo una mueca mientras retuerzo mis dedos en la parte baja de la camiseta —y tampoco se veía a nadie. Solo te ví a tí... ¡y nadie me vio! —digo al final, alzando mi mirada y cruzandola con la suya.


—¿Te ordené que salieras? —pregunta mientras se cruza de brazos delante de mi. Mirándome él desde arriba, le debería de parecer insignificante.


—No salí, solo me asomé —me defiendo como buenamente puedo.


—¿¡Te ordené que salieras!? —vuelve a preguntar. Su tono es demasiado alto y cierro los ojos asustado. Agacho de nuevo mi cabeza y miro a mis pies.


—N-no, pero no salí...


—Tampoco te quedaste dentro. Vuelve a hacer algo sin que te lo ordene y te ato a un poste en el centro de la base para que te hagan lo que quieran —amenaza con un tono duro en su voz. De pronto, los recuerdos que antes me parecían tan lejanos en el tiempo, se hacen demasiado presentes en la actualidad. Mi corazón late rápido de puro terror, las palmas de mis manos sudan... me sentía a punto de llorar. Mis ojos, abiertos como platos, se dijaban en sus pies, delánte de los mios.


—S-si —digo mientras no despego mi mirada del suelo. No puedo llorar.


—Bien —dice. Veo como gira sus pies y comienza a caminar, se sienta en la cama y me mira —Hoy no cenarás. Y dormirás en el baúl. Para que aprendas a no desobedecer. —Encojo, por inercia, los hombros y evito mirar a Loring. Me muerdo el labio, asustado y sin ánimos de decir absolutamente nada del asunto. Cuando Loring estaba cabreado me daba mucho miedo.


—Ahora, ven aquí. Es una orden —dice mientras noto como me taladra con su mirada. Me siento nervioso pero obedezco y me acerco. Está sentado en la cama, por lo que aun mirando al suelo, puedo verle. Trago un poco de saliva y miro un poco a un lado. Pero él me sigue mirando. —Desnúdate y punte a cuatro patas en la cama —ordena esta vez. Siento que mi espalda se pone recta en un solo instante y entrecierro un poco los ojos, mordiéndome el labio. Jugeteo un poco con mis manos antes de levantar un brazo y tirar de la camiseta con el brazo contrario. El frio atraviesa mi espalda como si fuera un cuchillo y noto como mi cuerpo tiembla un poco. Su ojo sigue clavado en mí, y se me hace mucho más difícil intentar mantener la compostura. Me agacho un poco y tiro de la ropa interior que llevaba a modo de pantalones y los bajo hasta mis tobillos. Al sentirme expuesto por completo, después de tanto tiempo, siento ganas de taparme. Pero no quería volver a ser golpeado, no ahora, por lo que me limité a obedecer. Me acerqué a la cama arrastrando un poco los pies y me subo quedándome de rodillas sobre el colchón. Miro a Loring, el cual espera espectante a que me ponga a cuatro patas y apoyo mis manos en el colchón, al lado de mis rodillas. Loring sonrie de medio lado y se sienta apoyando su espalda en la pared, con las piernas cruzadas a lo indio. —Mastúrbame—dice. Cierro las manos en las sábanas y las agarro con fuerza. Aprieto los labios en una fina linea mientras siento que voy a llorar. Después de cuatro meses me había echo la pequeña ilusión de que no iba a tener que repetir esto. Pero no. Aquí estaba de nuevo la tortura. Dejo las manos en el colchón mientras tiemblo un poco. No quería hacerlo. No iba a hacerlo. Apoyo mi trasero en mis talones y escondo las manos entre mis piernas. —Hazlo—su voz suena fria, dura. Yo no me muevo de mi posición. Noto un movimiento y mis mejillas quedan aplastadas mientras me acerca a su cara. Sus dedos se clavan en mi rostro como si en cualquier momento lo fuera a atravesar. —No estás en posición de desobedecerme, rata. Si no me haces caso, dormirás fuera. Y a saber lo que le pasa a una rata como tú ahí fuera.


No puedo evitar tragar saliva mientras le miro a los ojos. Su mano suelta mi rostro y la apoya al lado de su pierna. De pronto tengo miedo. Mucho miedo. Levanto poco a poco mis manos y las llevo hasta la hebilla del pantalón. Lo desabrocho y tiro un poco de él hacia abajo para que al menos deje al descubierto sus calzoncillos. Con la punta de los dedos acaricio un poco el relieve que su miembro deja en la tela. Escucho que suelta un pequeño suspiro por su parte y alzo la mirada para encontrarme con su mirada. Su ojo está entrecerrado. Subo mi mano con ese leve roce de nuevo y noto que se muerde un poco el labio. Miro el bulto y veo que está un poco más levantado que antes. Decido que lo mejor que puedo hacer es retirarle la ropa interior, y eso hago. Su miembro parece estar a medio camino de mostrar su verdadera temperatura corporal. Por eso los roces de antes le hacían suspirar. Una pequeña parte de mi disfruta con eso (y ni si quiera entiendo por qué). Bajo la amenaza de dormir fuera, mi mano rodea su miembro y empiezo a moverla de arriba a abajo una y otra vez, de manera lenta y pausada. Noto en mi mano como su miembro de endurece poco a poco hasta que finalmente queda totalmente erguido. Me muerdo el labio y miro a otro lado durante un momento, notando mi cuerpo temblar. No quería seguir tocando a Loring. No me sentía realmente bien haciéndolo. Pero el parecía estar disfrutando de lo lindo por el simple roce de mi mano contra su miembro. La muevo lentamente, intentando no cambiar mucho mi ritmo, pero escucho los jadeos de Loring de pronto vuelve a abrir la boca, esta vez para hablar.


—Si no te das prisa, nos pillarán —para decir eso, se podía haber quedado callado. Aunque claro, tampoco había sido mala cosa que lo dijera. A ver, venía bien que lo dijera, pero pensé que diría otra cosa... ahora mismo no sé el qué esperaba que dijera, pero no precisamente eso. Aprieto un poco la mano, mirando su miembro, un poco cohibido, y mi mano comienza a moverse un poco más rápido. Sus suspiros son entrecortados, como si no quisieran salir de su garganta a pesar de lo mucho que parecía disfrutarlo. Noto como palpita en mi mano mientras la movía y noto como una de sus manos agarra mi cintura con fuerza y firmeza. Trago un poco de saliva y le miro mientras, por inercia, su cadera se mueve en contra de mi mano. Siento deseos de hacer algo, algo que quizás, podría haberlo echo de no estar sometido bajo las órdenes de Loring. Pero esos deseos me terminan asqueando a mi mismo. Cierro los ojos y muevo la mano más rápido que antes hasta que finalmente me detengo en su punta y masajeo un poco. Consigo arrancarle una serie de suspiros graves, como si en realidad lo estuviera disfrutando y me sorprendo a mi mismo repitiéndolo. Su cadera empieza a moverse con fuerza, intentando aumentar la sensación hasta que finalmente para de golpe. Abro los ojos y le miro. No ha terminado. Mi mano tiembla un poco. No ha llegado al final, ha parado antes de hacerlo. ¿Por que? Le miro a la cara y le veo jadear, como si se estuviera esforzándose realmente para no moverse y mantenerse bien quieto.


Abro mi mano y la separo de él, todavía sin entender muy bien lo que acaba de pasar. Me cuesta creer que él mismo haya decidido parar antes de llegar al final. Pero claro, lo mismo tenía sus razones. Y vaya si las tenía. De pronto su mano viajó a mi nuca y enganchó mi pelo. Su rostro, sofocado, mostraba una serie de sentimientos que no lograba entender. Sus labios, semiabiertos y buscando algo de aire, empezaron a formular una palabra. Una palabra que conocía bien a pesar de todo el tiempo que había pasado sin escucharla.


—Chúpamela —trago saliva sin querer hacerlo y miro su miembro. Me muerdo el labio y notoc omo tira de mi cabeza hacia abajo, dejando mis labios cerca de él. Apoyo mis manos entre las piernas de Loring, y este las abre un poco para que me sea más fácil introducirme en estas, y buscar una posición cómoda. Pero no quería buscar una posición cómoda. Simplemente, no quería hacerlo. Con fuerza cierro los ojos y los labios. Recuerdo la amenaza y eso me hace moverme un poco. Agacho mi cabeza un poco más hasta que mis labios rozan la punta húmeda de su miembro. Jadeo un poco son querer abrir los ojos en ningún momento y poco a poco abro los labios a medida que voy bajando la cabeza, hasta que finalmente tengo la punta de su miembro dentro. Sus jadeos son más fuertes que antes y noto su mano temblar para no hacerme bajar de golpe y meterme su miembro hasta la garganta. Aprieto un poco las manos en las sábanas y bajo un poco más la cabeza, notando que la punta se desplaza hasta tocar mi paladar y, una vez ahí, empieza a resvalarse hasta llegar más al fondo.


Soy más consciente de esto de lo que querría. Al estar haciéndolo ahora por, digamos, voluntad propia, era más consciente de lo que repercutían los movimientos. Y no era algo que precisamente me gustase. Un escalofrío recorre mi espalda cuando le noto gemir un poco y, sin querer, abro un poco los ojos. Veo su vello delante de mi, todavía a la distancia de un puño y poco de mi nariz. Siento ganas terribles de alejarme de él, pero su mano sujeta firmemente mi cabeza, para que no me mueva, o, más bien, para que no me separe hasta que mi boca llegase a su límite. Me empuja lijeramente, instandome a bajar y de nuevo, mi cabeza se mueve cada vez más cerca de su límite, hasta que, a la distancia de un puño, ya no puedo más. El intenta empujar un poco más abajo, pero suelto un pequeño quejido. Mis ojos se cierran mientras empujo con fuerza hacia atrás. El me suelta y saco su miembro de golpe de mi boca, jadeando y tosiendo un poco.  Un hilo de saliva me unía aún a su miembro cuando reabrí los ojos de nuevo. La mirada de Loring lo decía todo. Le había gustado y quería que lo repitiera. De nuevo, su mano se posa en mi nuca, y me obliga a bajar. Esta vez, esquivo la punta y él me mira sin entender. Bajo hasta la base y rodeo su miembro con mis labios y, de abajo a arriba, le lamo. Un escalofrio le recorre el cuerpo y me quedo sorprendido de lo que acabo de hacer. Lo repito y esta vez escucho un gemido salir de su garganta. Un gemido grave. Levanto una de mis manos y sujeto su miembro a la par que le lamo de nuevo y finalmente meto la punta en mi boca. Le presiono un poco con los dientes y, mientras que mi otra mano se enreda en su vello, la que le rodea el miembro empieza a moverse de abajo a arriba hasta llegar al límite de mis labios. Cuando meto el miembro en mi boca, hasta que mis labios quedan llenos, escucho un jadeo por su parte y como su cadera tiembla. Su mano tira un poco de mi y me empieza a obligar a hacer un movimiento de vaivén desde atrás hasta delante. Para contrarrestarlo, en contra de ese movimiento muevo mi mano. No me podría ni imaginar que Loring se quedaría paralizado en algún momento, sobre todo en el sexo, teniendo en cuenta lo duro que es. Pero, si, Loring estaba paralizado. Su pecho se movía agitadamente mientras jadeaba buscando aire y su mano estaba quieta y temblorosa. Finalmente, baja la mirada y la clava en mí. Mueve su cadera en mi contra primero lentamente y me obligo a cerrar los ojos y dejar mi cabeza mirando hacia abajo. Muevo mi mano en su contra, intentando intensificar la sensación y su cadera responde moviéndose cada vez más rápido que antes. Su miembro comienza a palpitar bajo mi mano, empieza a soltar gemidos cada vez más rápido y embiste con fuerza contra mi boca, quedándose quieto. Le noto que quiere terminar y su miembro palpita deseándolo. Aprieto un poco y lamo para instarle a hacerlo y se separa de mi de golpe. Saca su miembro de mi boca y jadeo un poco, volviendo a ver el hilo de saliva uniéndome a él. Jadeo un poco y noto un pequeño escalofrío a mi espalda y me acerco a él de nuevo.


Pero a medio camino me paro en seco. ¿Qué me está pasando? ¿Qué es lo que acabo de hacer? Procesando lo que acabo de hacer... resulta que acabo de hacerle una mamada a Loring por voluntad propia prácticamente. ¿Por qué? ¿Qué es lo que le pasaba a mi cuerpo para hacer eso? O mejor ¿qué es lo que le pasaba a mi cerebro para, de pronto, desconectarse y dejar a mi cuerpo actuar? Me separo lo poco que me he acercado a él y me llevo las manos a la cabeza. No puede estar pasándome esto. ¿Me estoy volviendo loco? ¿Qué es lo que me está pasando como para llegar y hacer esto de una manera tan... así? Seguramente el viaje era lo que me había echo cambiar de esta manera. Si. Seguro que era eso. ¡A mi no me gustaba hacer estas cosas! ¡Lo odiaba! De pronto siento ganas de llorar... me doy asco. ¿Es que simplemente no podía seguir siendo el mierdas de siempre y seguir siendo forzado? ¿Por qué les sigo el rollo? Solo ha sido un lapsus momentaneo. No ha podido ser nada más que eso. ¿Por qué sino me iba a dejar llevar? No ha sido voluntad propia. No, no. Me llevo una mano a la boca y me la limpio con el dorso de esta. Me estaba intentando convencer a mi mismo sobre que no era cosa mia, que en realidad ha sido un lapsus, que no ha sido algo que quisiera... pero al mirarme podía ver que mi cuerpo estaba temblando y que empezaba a hacer pequeñas repercusiones sobre mi parte baja. Esto no puede estar pasando. Es imposible.


Noto algo de movimiento a mi lado y veo a Loring quitarse los pantalones y tirarlos al suelo. Parece un poco más recompuesto a como estaba antes. Pero su cuerpo sigue igual de encendido que antes, o más. Deja a un lado la chaqueta y me mira fijamente cuando se quita la camiseta.


—A cuatro patas. Ahí —dice, señalando sobre la chaqueta. Me muerdo un poco el labio y niego con la cabeza. No quería más de esto, pero él me dedica una mirada afilada y su mano tira de mi brazo hasta tumbarme bocabajo en la cama. Apoyo ambas manos en el colchón y me pongo de rodillas para levantarme, pero su mano me agarra la cabeza y la deja pegada a la almohada. Empujo como puedo hasta que mi espalda se queda recta al notar como se posiciona detrás de mi y presiona. Noto un escalofrio y aprieto mis manos en las sábanas, formando un puño con ambas. Cierro los ojos e intento respirar con normalidad, pero parece entretenerse más de lo normal en mi trasero, como jugando conmigo a ver que reacción tengo. Gruño intentando estirar una pierna y darle una patada pero de pronto su punta se introduce, y gimo de dolor. Había sido sin previo aviso y, a pesar de ser solo la punta, me había pillado desprevenido. Jadeo un poco antes de notar como se introduce de golpe en mi. Se queda quieto, como disfrutando de la sensación, mientras noto como mi cuerpo se estremece y mi interior se estrecha, haciendo que el miembro de Loring quede totalmente rodeado. Abro los ojos jadeante y noto su mano separarse de mi nuca en el mismo momento en el que muevo mi cabeza un p oco para arriba. Miro la almohada y noto como mis omóplatos se contraen un poco, dejándome en una posición en la que mi pecho está pegado al colchón y mi trasero sujeto por las manos de Loring, alzando gracias a mis piernas, dobladas en noventa grados.


Veo la almohada delante de mi e intento moverme un poco para separarme de Loring cuanto antes, pero su cadera, lenta y sin pausa, comienza a moverse en vaiven, suavemente. Agarro las sábanas de nuevo mientras tiro un poco hacia abajo con el brazo, y apoyo mi frente en la almohada. Cierro los ojos mientras mierdo mi labio e intento no moverme lo más mínimo. Pero el problema no es si me muevo yo o no. El problema es que él si se mueve. Se mueve lentamente pero demasiado. Abro los labios para intentar separarme de él y adelanto un poco mi cadera, pero él sale rápidamente y de pronto me embiste con fuerza. Mi cara queda pegada a la almohada por la inercia y sus manos me agarran con más fuerza. De mi garganta sale un quejido e intento deshacerme de Loring lo más rápido posible, pero no puedo. Sus dedos se clavan en mis nalgas como si fueran acero y su miembro me penetra una y otra vez con tal fuerza que me hace daño. Pero, claro, eso no era lo peor que me podía pasar hoy.


Mientras acallo mis gritos mordiéndome el labio, noto movimiento por parte de Loring. Suelta mi trasero y  apoya sus manos al lado de mis hombros. Su miembro se mueve en mi interior arrancandome una serie de gemidos que no deberían estar ahi, que no deberían salir. Pero ahí estaban y solo por que su miembro no entraba ni salía, solo se movía de manera inusual dentro de mi. Cuando termina de colocarse en esa nueva posición, noto que sale de mi verticalmente. Eso me parece extraño y me arranca un jadeo. Cierro los ojos mientras aprieto las manos de nuevo y abro ligeramente los ojos. Giro mi rostro hacia un lado y le veo sobre mi, sudando. Jadeando. Gimiendo.


De pronto, me penetra de golpe y con fuerza. Tal era la embestida que el colchón cede ante la fuerza y de Loring y nos hundimos antes de volver a subir. Noto como cada uno de mis pelos se pone de punta y como un escalofrio recorre mi espalda. No sé que ha echo, no sé que ha tocado, pero consigue poner mis nervios a flor de piel y arrancarme, por primera vez, un gemido de verdad. Al escucharme a mi mismo, oculto mi rostro en la almohada. No puede haber sido posible. No ha sido mio. Seguro que ha sido de Loring, seguro. O eso quería creer pues de pronto vino otra embestida y de nuevo esas mismas sensaciones. De pronto, de mi garganta, salió un nuevo gemido, ahogado en la almohada. Mi espalda se tensa mientras unas pequeñas lágrimas salen de mis ojos. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué mi cuerpo reacciona asi? Mis lágrimas empiezan a salir y muerdo la almohada para intentar ahogar todo lo que viene ahora. La mayoría de las veces, gemidos, jadeos... cosas que ni si quiera me imaginaba que podría existir dentro de mi. Tenso mi espalda al notar de nuevo una embestida y como de mi garganta sale un nuevo gemido, esta vez más alto que antes. Demasiado alto para lo que quería aunque por suerte la almohada estaba de mi parte y ayudaba a acallar lo que no quería que se escuchara. Pero creo que Loring si llegaba a escucharlo. Él, por su parte, jadeaba, intentando no hacer ruido apenas. ¿Por qué no hacía ruido? Imaginaba que era por que no quería que nadie le escuchara y así evitar el castigo que supondría que le pillaran con otro hombre. Pero aún así, no sé por qué, pero creía que lo estaba haciendo, además, para poder escuchar mis quejidos y gemidos. Resultaba frustrante que me pasara esto, pues estas sensaciones no deberían forma parte de mi ahora mismo. Por mucho que intentara rechazarlo, volvían cada vez con más fuerza, como las embestidas de Loring. Era como si, al luchar contra ellas, lo único que lograra fuera intensificarlas.


Por lo que decido que lo mejor que puedo hacer es rendirme ante estas sensaciones. Intentar... por que a lo mejor así las sensaciones eran menores. Pero me equivocaba. Me equivocaba mucho. Y no sabía lo adictivas que podían llegar a ser esas sensaciones.


Mi espalda se arquea mientras de mi garganta comienzan a surgir todos los gemidos, incesantes, incansables. Mis uñas se clavan en la tela mientras las embestidas me empiezan a rozar cierto punto que ni si quiera sé por qué, me produce un placer desmesurable. Mi miembro se tensa mientras mi visión se emborrona. Los gemidos de Loring empezaron a acompañar a los míos. Pone su rostro cerca de mi oreja para que así no pudiera perdermelos y me muerde el lóbulo de la oreja haciendo que una nueva sensación, para mi desgracia, placentera,  recorra mi cuerpo. De pronto, empiezo a notar algo más. Empiezo a notar como la electricidad recorre cada uno de los rincones de mi cuerpo, como mi miembro empieza a palpitar y me tenso. No. No podía ser. Esto no podía estar dandome ese tipo de placer. No no no. Llevo mis manos a mi miembro y lo sujeto, lo tapo, intento hacer lo que sea, pero Loring continua penetrando y rozando ese punto tan sumamente sensible que hay dentro de mi y finalmente toda esa descarga eléctrica sale de mi, manchando la chaqueta de Loring y parte de mis manos. Ese momento hace que mi visión se emborrone y que de mi garganta salga un gemido mayor al que jamás habría imaginado que soltaría. Muerdo con fuerza la almohada mientras ese gemido me dura y noto como ese momento se alarga cuando Loring termina dentro de mi, llenándome con el líquido caliente poco a poco, mientras su miembro palpita. Jadeo un poco mientras lágrimas salen de mis ojos y cierro los ojos, deseando de vuelta esa sensación tan placentera, ese momento del orgasmo. Había sido tan... placentero. Había sido una sensación tan... alucinante. Mi piel todavía estaba sensible al tacto, cualquier roce me suponía que mi respiración se entrecortara. Mi cuerpo, totalmente quieto, espera a que salga Loring y, cuando este lo hace, sale de mi una especie de gemido que consigue cerrarme de nuevo los ojos. Me rindo ante esa sensación durante un momento, hasta que abro los ojos sorprendido.


¿El que?


¿Qué cojones acababa de pasar? ¿Había disfrutado con el sexo? ¿Con el sexo con otro hombre? ¿Mientras me la metían por el cu...? No no no, no no , no. No era posible que esto fuera asi. Era imposible que esto hubiera sido así. Me negaba a que fuera así. No no. No señor. Llevo mis manos hacia delante mientras doblo mis rodillas en un ángulo más agudo y me miro las manos y la chaqueta de Loring en cuanto me estiro. Había terminado. Había llegado al orgasmo de verdad y, encima, notaba como Loring había llegado también después de mi. Empalidecí. ¿Que estaba pasando con mi cuerpo? No era posible que algo así me diera gusto. ¿No? ¡Era imposible!


Escucho la risa de Loring a mi lado y veo como se sienta. Le miro mientras me dedica una sonrisa divertida.


—Creía que no te gustaba esto, rata —dice con cierto deje de diversión en la voz. Si pudiera, le mataría.


—Y no me gusta —digo, sincero y seco, con una afirmación que, después de lo que acababa de pasar, era más bien poco creíble. Le veo alzar una ceja, incrédulo y vuelve a abrir la boca:


—Entonces explícame que es lo que acaba de pasarte —dice, señalando su chaqueta manchada y mi miembro, ahora relajado como el resto de mi cuerpo. Me sonrojo y miro hacia otro lado.


—Ha... ha sido como una especie de Lapsus. No volverá a pasar. Es imposible que vuelva a pasarme, puesto que odio esto —digo sin mirarle, intentando olvidarme de todo lo que he sentido.


—Acepto la apuesta —dice, acercando su rostro al mio. —Si eso que dices es verdad, tendrás una bandeja de comida llena. No serán las sobras, será comida. Una bandeja entera solo para ti —recalca— en cambio, si no es así, esa bandeja me la comeré delante de tus narices. ¿Hecho?


—Hecho —digo con toda la seguridad del mundo. Pero ahora empezaba a dudar de que en verdad pudiera ganar esa apuesta.


Miro un poco a las sábanas y, mientras me tiemblan un poco las manos, intento retirarme. De pronto, escucho la puerta abrirse y cerrarse rápidamente. Me giro y veo al compañero de Loring con cara de asco.


—Hola —dice tan tranquilo Loring mientras se levanta y se viste. Yo me quedo mirando un momento la cama antes de escurrirme por esta y buscar con la mirada la ropa que Loring me había dejado hace ya tanto tiempo. Me empiezo a vestir mientras el chico se acerca a nosotros.


—Menos mal que no lo habéis echo en mi cama —Dice, todavía con cara de asco. Le miro y agacho la cabeza al instante, poniendome la camiseta y caminando lentamente hacia mi pequeño baúl. —Me llamo Robert —dice sin despegar un ojo de encima de mi. Mis hombros se tensan un poco y le miro. Su cara de asco poco a poco va desapareciendo y deja su rostro neutro. Puedo ver que sus facciones son suaves y no duras como me las imaginaba en mi mente o como creía haberlas visto antes. No parecía mayor que Loring.


—Me llamo Miette —digo en bajo, un poco avergonzado. Era la primera vez que parecían querer interesarse en mi nombre pues hasta ahora solo había sido llamado rata o puta.


—Es un nombre bonito, Miette —dice con voz suave y tranquila, sorprendiéndome. Hacía mucho tiempo que no escuchaba mi nombre en boca de nadie y me pilló por sorpresa. Noto como mis mejillas enrojecen y miro al suelo.


—Merc... digo... Gracias —digo mientras me meto en el baúl. Escucho tras de mi una especie de bufido y me giro.


—Pareces imbécil —dice Loring. Su cara me grita "das pena", como si el echo de escuchar mi nombre después de seis meses o más, no tuviera por que emocionarme. Pero que me llamaran por mi nombre me parecía como si de pronto ya no fuera un despojo, sino un poco más humano. Como si ya no fuera un perro o una puta... 


Me agacho y me abrazo las piernas mientras cierro los ojos, acurrucandome en mi mismo. No iba a caer en la tentación de contestar a Loring. Quería quedarme con la sensación de que ya no era un chucho. No era un animal ni un trozo de carne. Les escucho hablar y la puerta se cierra tras ellos, dejándome solo en la habitación. El silencio me rodeaba y pude pensar con más claridad que antes.


Después de medio año volvía a ser Miette.

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Bueeeeeeeeeeeeeeno. Este capítulo me ha quedado más corto de lo que quería y me ha costado más de lo que pensaba ^^U a veces pienso que si me ablando demasiado, luego no me salen escenas tan duras como esta. En fin. Que decir que ya parece que todo es más flojo que antes ¿me habré ablandado un poco con estos dos? Quien sabe... Espero que os guste!

PD: Mis agradecimientos a Momo-chin de nuevo ouo por brindarme su ayuda en los movimientos de Loring y darme ideas para el capítulo que posiblemente publique el mes que viene ^^

3 comentarios:

  1. ¡AGGHH!

    Te había dejado un comentario, pero no sé por qué, no se ha enviado >A< (Odio cuando me pasan estas cosas)

    Pégame un tiro si quieres, pero lo que más me ha "llamado" del capítulo y a lo que no puedo dejar de darle vueltas es que Loring ha perdido un ojo al igual que Lorcan.

    Tengo la sensación que alguien va ha perder una apuesta.

    P.D.
    No sé si te molestan o no las correcciones, pero me he fijado que en varias ocasiones confundes "Echar" con "Hacer".

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    1. Pfff ¿solo? xDD Bueno... casualidades de la laif (???) Ahaha y creo que ambas sabemos quien es ese alguien (?) O nooo? o3o

      Y tranquila, no me molestan ^^U Ya me habían llamado la atención esta mañana cuando colgué el capi.... es más, me viene bastante bien. Ultimamente ambos vebos los confundo demasiado y me molesta u.u pero bueno, ya cuando tenga más tiempo lo leeré detenidamente y lo correjiré apropiadamente.

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  2. Vaya vaya, parece que Loring realmente ha empezado a ablandarse. Eso o los sentimientos de Miette quedan patentes en su cuerpo. Siempre podrá excusarse con un "Simplemente estoy agradecido hacia Loring", creo que la cosa realmente va por ahí.
    Ese Robert es un tipo extraño, estrañísimo en realidad.
    Escribiría más pero ya se me ha borrado un comentario y convendría que mañana me levantara, así que buenas noches ^3^

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